¿Qué es una adicción?
Una adicción consiste en un uso continuado de sustancias tales como alcohol o drogas, o un comportamiento compulsivo con el juego o las apuestas, aunque las consecuencias sean perniciosas. De hecho, una persona que padece una adicción es adicta la euforia y a la recompensa, no a la sustancia o actividad que produce tal efecto. Por tanto , existen principalmente dos tipos de adicciones, las producidas por sustancias químicas (tabaco, alcohol, drogas ilegales) y las producidas por conductas sin sustancias (como la adicción a Internet, a los juegos de azar, al teléfono móvil, a las líneas eróticas, al sexo, a las compras…).
De una forma sencilla y práctica, podemos hablar de adicción cuando se produce una pérdida de libertad por parte de la persona, cuando se da una falta de capacidad de decisión y de autocontrol, cuando hablamos de una necesidad imperiosa e invencible de consumir o hacer algo, provocando una conducta patológica, un abandono de la propia voluntad del individuo que, irremediablemente y de forma progresiva, va generando una alteración significativa en la vida global de la persona. La característica común de cualquier adicción es la pérdida de control. La persona con una adicción no tiene control sobre la conducta que realiza. Le produce dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia e influye muy negativamente en su vida diaria.
Es importante señalar que las adicciones van evolucionando con los años, se van adaptando a los tiempos que corren y, teóricamente, se podría ser adicto a cualquier cosa, si bien hay sustancias y conductas que tienen un mayor grado de capacidad para generar adicción en nuestro cerebro en función de los mecanismos neuroquímicos que liberan.
Se considera una enfermedad del cerebro porque las drogas modifican este órgano: su estructura y funcionamiento se ven afectados. Estos cambios en el cerebro pueden ser de larga duración, y pueden conducir a comportamientos peligrosos que se observan, sobre todo, en las personas que abusan del consumo de drogas.
Los adolescentes son un colectivo muy vulnerable al consumo de alcohol y porros porque muchas veces se ven presionados por el grupo y es habitual que empiecen su consumo por “curiosidad” o porque otros amigos lo hacen, para no sentirse “bichos raros”, por el miedo al rechazo. Hay que añadir también que en la gente joven el consumo de drogas es una manera de demostrar su rebeldía, y la “ruptura con las normas” que la propia adolescencia conlleva. Por lo que un buen programa de prevención a las drogas es mucho más efectivo que cualquier intento de control por parte de los padres para que el hijo no consuma.
¿Cuáles son los síntomas de una adicción?
Entre las señales de alarma ante una adicción podemos citar: ansia desmesurada por determinada sustancia o actividad, aumento de la tolerancia (se va necesitando cada vez más para experimentar el mismo efecto), y pérdida de control. A largo plazo, la adicción terminará teniendo un impacto en todos los aspectos de la vida, bien sean los estudios, el trabajo o la vida familiar. No se trata únicamente de un problema físico, pues también aporta problemas emocionales y afecta a la forma en que la persona piensa, siente e interacciona socialmente.
Los signos externos van a variar según el tipo de adicción. Pero en general, podemos observar que la persona va a depender mucho de la sustancia o de la conducta para sentirse bien; lo va a necesitar cada vez más para afrontar situaciones difíciles y, si no puede acceder a ello, se mostrará irritable, con bajo estado de ánimo, con ansiedad e incluso en casos extremos, agresivo.
Aclarar primero que existen principalmente dos tipos de adicciones, las producidas por sustancias químicas (tabaco, alcohol, drogas ilegales) y las producidas por conductas sin sustancias (como la adicción a Internet, a los juegos de azar, al teléfono móvil, a las líneas eróticas, al sexo, a las compras…).La característica común de cualquier adicción es la pérdida de control. La persona con una adicción no tiene control sobre la conducta que realiza (ya sea consumir una sustancia o comprar ropa por ejemplo). Le produce dependencia, tolerancia (en el caso de sustancias), síndrome de abstinencia e influye muy negativamente en su vida diaria.
Las adicciones afectan a nuestro estado de salud, de una u otra forma, dependiendo del tipo de adicción y del grado de afectación (sobre todo en el caso de sustancias).
Además cualquiera de las adicciones puede desencadenar un trastorno de ansiedad, de bajo estado de ánimo e incluso algún trastorno de personalidad.
Un caso excepcional es el de los adolescentes con problemas de adicción, en cuyo caso serán los padres los responsables de ayudarles y de tomar la decisión de llevarles al médico o psicólogo independientemente de que reconozcan o no su adicción.
En segundo lugar, tenemos que transmitirle que vamos a estar a su lado para apoyarle (y controlarle) en lo que sea necesario. En tercer lugar, y muy importante, es ayudar a la persona a salir del entorno “adictivo” en el que está (a las personas y lugares que tiene asociadas al consumo o conducta adictiva). Y por último, animarle a buscar comportamientos alternativos con los que sustituir la conducta adictiva.