Depresión y Estado de ánimo

¿Qué es la depresión?

Estamos habituados a usar la palabra «depresión» con excesiva frecuencia. Cuando tenemos un mal día, nuestro estado de ánimo está un poco más bajo de lo habitual o incluso cuando estamos cansados, la expresión que acude a nuestra mente es «estoy deprimido».

La depresión es mucho más que todo esto, es un trastorno emocional que implica cambios importantes en nuestra forma de sentir, de pensar y de actuar.

La depresión se presenta como un conjunto de síntomas de predominio afectivo (tristeza patológica, apatía, anhedonia, desesperanza, decaimiento, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida) aunque, en mayor o menor grado, también están presentes síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático, por lo que podría hablarse de una afectación global psíquica y física, haciendo especial énfasis en la esfera afectiva. La posibilidad diagnóstica de un trastorno depresivo se suele plantear a partir de datos observacionales poco específicos, como el deterioro en la apariencia y en el aspecto personal, enlentecimiento psicomotriz, tono de voz bajo, facies triste, llanto fácil o espontáneo, disminución de la atención, verbalización de ideas pesimistas (culpa, hipocondría, ruina…) alteraciones del sueño y quejas somáticas inespecíficas. La base para distinguir estos cambios patológicos de los ordinarios, viene dada por la persistencia de la clínica, su gravedad, y el grado de deterioro funcional y social. Muchos casos de depresión son claramente apreciables.

La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.

Síntomas de la Depresión

Tristeza

Es el síntoma más característico de los trastornos depresivo. Las personas con depresión sienten durante un periodo de tiempo prolongado, y en ocasiones sin encontrar una razón para ello, un bajo estado de ánimo, un gran vacío y una profunda tristeza.

 Dificultad para disfrutar

El cerebro de las personas deprimidas tiene dificultad para generar dopamina, un neurotransmisor encargado de producir sensaciones placenteras. Como consecuencia, si sufrimos una depresión nos costará mucho disfrutar de las cosas, incluso de aquellas que antes nos causaban gran placer.

Falta de motivación

La tristeza y la pérdida de la capacidad de disfrute hacen que las personas que sufren depresión pierdan de vista sus ilusiones y objetivos, lo que hace que el enfrentarse a la vida diaria les resulte más difícil y pierda su sentido.

Aislamiento social

La pérdida de interés y la dificultad para disfrutar o sentir placer tiñen y condicionan las relaciones sociales, de manera que estos tres grandes síntomas nos van replegando sobre nosotros mismos, condicionando y limitando nuestras interacciones con los demás.

Alteraciones del sueño

La dopamina también juega un papel importante en la regulación del sueño, por lo que no es raro que personas con depresión duerman más de lo necesario (hipersomnia) o sufran insomnio, se despierten muchas veces durante la noche, sientan que su sueño es muy superficial o sientan somnolencia a lo largo del día.

Alteración de la alimentación

En muchas ocasiones la depresión va acompañada por cambios en los hábitos de alimentación. La incapacidad para disfrutar y la falta de motivación pueden hacer que perdamos el apetito y el interés por la comida, aunque también puede que comamos compulsivamente para llenar el vacío que sentimos.

Síntomas emocionales

Junto a la tristeza, el síntoma emocional más claro de la depresión, pueden darse otros como ansiedad, baja autoestima, sentimiento de inutilidad, culpa, pesimismo, falta de confianza en uno mismo y en el mundo, sensación de vacío o desesperanza.

Síntomas cognitivos

La depresión también tiene síntomas cognitivos. Podríamos tener problemas de atención, concentración y memoria, dificultad para seguir razonamientos o tomar decisiones y, sin duda los más comunes, pensamientos negativos e ideas suicidas

Estados de ánimo

A veces nos sentimos a merced de nuestros estados de ánimo, pero éstos no son cosas que simplemente nos pasan. Podemos influirlos y cambiarlos.

El estado de ánimo es el humor o tono sentimental, agradable o desagradable, que acompaña a una idea o situación y se mantiene por algún tiempo. Es un estado, una forma de estar o permanecer, que expresa matices afectivos y cuya duración es prolongada, de horas o días. Cuando este tono se mantiene habitualmente o es el que predomina a lo largo del tiempo, hablamos de humor dominante o estado fundamental de ánimo.

A diferencia de las emociones, como el miedo o la sorpresa, un estado de ánimo es menos intenso, más duradero (puede durar horas o días), y menos específico (menos dado a ser activados por un determinado estímulo o evento).

Ser capaz de elegir el estado de ánimo que más se adecua a una situación es una de las habilidades de la inteligencia emocional. Elegir el estado de ánimo correcto puede ayudarte a controlar cualquier situación en la que te encuentres.

Los estados de ánimo pueden influir sobre qué tan bien nos va en ciertas situaciones, pero también puede hacerlo algo más: nuestro estado mental. ¿Cuál es la diferencia entre un estado de ánimo y un estado mental? Los estados de ánimo son las emociones que sentimos. El estado mental son los pensamientos e ideas que acompañan ese estado de ánimo.

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